Columnistas

Sector eléctrico peruano: ¿Qué futuro?

En artículos anteriores he tratado de hablar de la realidad del sector en presente, pero tratando de proyectar hacia el futuro, o al menos tratando de ver si el sector va a tener un futuro coherente, lógico y ordenado, o va a seguir dependiendo de decisiones fragmentadas, interesadas, o condicionadas por lo político más que por la lógica y la razón.

Desde que llegué a Perú en 2012, con el mandato de desarrollar el proyecto de un Parque Solar Fotovoltaico, bajo la modalidad de Iniciativa Privada autofinanciable, el sector eléctrico ha experimentado una curiosa bifurcación de intereses: mientras por un lado el precio mayorista de la electricidad ha seguido bajando hasta niveles de inviabilidad para la inversión, la factura de la luz para el usuario final ha seguido subiendo, excepto quizás para las grandes cargas.

Es decir, se ha acabado produciendo lo que los gringos llaman un “conundrum”: una situación complicada, dónde ninguna solución es lo suficientemente buena, y cada nueva propuesta complica el problema cada vez más.

¿Qué quiere el Perú?

¿Qué es lo que realmente quiere el país Perú que sea su sector eléctrico? ¿Lo que quiere su Gobierno del momento presente? ¿Lo que quieren los grandes generadores? ¿O los distribuidores, que a su vez son públicos en las provincias y privados en Lima capital y algunas zonas vecinas? ¿Qué opinamos los usuarios regulados de nuestra factura mensual?

¿Queremos que se siga incrementando la cuota de las Renovables No Convencionales en la matriz energética? ¿Queremos que se imponga una moratoria a nuevos proyectos de generación, especialmente hidroeléctricos, hasta en tanto se decida qué hacer con el Gasoducto Sur Peruano? ¿Damos por terminadas definitivamente las subastas de energía manejadas por el estado?

Demasiadas preguntas

Es como un algoritmo de variables que no hemos sido capaces de descifrar, y cada vez es más difícil lograrlo, si no se visualiza un puerto al que llegar. No va a haber un buen viento para el sector si no hay un objetivo que, si no es bueno para todos, sea al menos lo suficientemente bueno para que los diversos integrantes del mercado lo puedan suscribir. Pero ¿Quién es el visionario que pueda definir hoy el objetivo a largo plazo del sector en Perú? ¿Cuál es ese largo plazo? ¿2040? ¿2050? ¿El bicentenario más 20 años?

Vamos a ver cuál es la situación hoy en día de algunos de los principales componentes de este “conundrum”.

  1. El Balance oferta – demanda

En el día de ayer, 14 de marzo, el pico diario fue de 7,114.470 MW. El hito histórico de los 7,000 MW se registró el 28 de enero, y el máximo de febrero fue de 7,229.15. Si comparamos ese pico de 2019 con el del mismo mes del 2018, la demanda máxima del sistema creció un 9,25%.

Ya se está observando cómo el pico diario supera regularmente los 7 GW, aunque está asociado a los meses de verano, y bajará el resto del año. El dato importante aquí es verificar que la demanda está despertando.

En cuanto a la oferta, y según el informe vigente del COES, el sistema tiene una capacidad instalada firme de unos 10,500 MW, lo que arroja un Margen de Reserva Firme Objetivo (MRFO) de un 46% sobre la demanda pico real. Es decir: a corto plazo no van a subir los precios en barra, que ahora mismo se mantienen en torno a los $10/Mwh.

  1. El plan Nacional de Transmisión (PNT)

La red nacional de transmisión sigue principios más racionales que la generación, de hecho, parecería que lo rigen entidades distintas, aunque es el COES, en tanto que operador del sistema, el que define las necesidades de este. Sin embargo, por las especiales características de las concesiones que otorgan los derechos de generación y los de transmisión, la transmisión se gestiona de forma ordenada y rigurosa, mientras que la generación, desde hace unos años a esta parte, ha sido un “sálvese que pueda”.

Hace unas semanas Proinversión anunció la convocatoria de 9 proyectos relacionados con el PNT, principalmente enlaces de 220 KV, y ampliaciones de subestaciones asociadas. No hay nuevos proyectos de 500 KV, lo que hace pensar que las necesidades no son todavía acuciantes para completar los grandes corredores de transporte eléctrico.

  1. Las Renovables

Comparado con otros países del mundo, nadie podrá decir que Perú no tiene una matriz energética “m e d i o a m b i e n t a l m e n t e amistosa”. Cuando yo trataba de desarrollar el proyecto de PSF que me trajo a Perú en el 2012, y empujaba a las autoridades del Ministerio para que convocasen la 4ª subasta, una respuesta del viceministro de ese momento me dejó especialmente perplejo.

“Alfonso, 3/5 del territorio del Perú es selva. Producimos mucho más oxígeno que dióxido de carbono, de hecho, absorbemos un montón de carbono de otros países contaminantes. ¿Por qué se nos tendría que exigir que hagamos más de lo que ya hacemos?”.

Imposible de argumentar. Aun así, las subastas segunda y tercera estuvieron mal diseñadas y peor ejecutadas. La cuarta ya sabemos cómo resultó, adjudicando proyectos grandes a quienes podían ejecutarlos, y de hecho ya están en operación comercial, cuando todavía hay minihidros de la 3ª subasta que nunca llegarán al sistema.

Y la Quinta, pues realmente nadie sabe si habrá, y ni siquiera si es necesaria. Con un 46% de MRFO, y sin resolver todavía el tema de la potencia firme de eólicas y fotovoltaicas, es complicado anticipar que los nuevos proyectos tengan apoyo estatal.

  1. La lucha por el PPA

¿Quién tiene PPAs? ¿Alguien sabe?

Los Power Purchasing Agreements (contratos de compra de electricidad) se han convertido en los unicornios del mercado. Lo que ha llevado a una curiosa derivación del mismo.

Curiosa, o perniciosa, según cuál es la parte que habla del asunto. No tiene la más mínima importancia la planificación que se haga, por parte del Ministerio, o del COES, o de Osinergmin. La planificación funciona cuando hay exceso de demanda sobre la oferta. Así pasó en Perú hasta prácticamente 2008. El MRFO proponía nuevas inversiones en generación, ya que la oferta era insuficiente para cubrir la demanda. Pero desde 2008, el celo subastador del Estado ha superado al crecimiento de la demanda, y hemos llegado a este sólido MRFO de 46%.

Pero: ¿qué pasa con los nuevos proyectos de inversión?

Siendo Perú, gracias a la excepcional política macroeconómica de su Banco Central de la Reserva (BCRP), un país de “investment grade – grado de inversión”, lo más fácil era conseguir financiamiento para los proyectos de inversión en el sector eléctrico. Era mucho más fácil hacer un cierre financiero con un PPA de Electroperú, que poner el proyecto en operación comercial (véase un artículo anterior mío en esta misma revista: “La hectárea de Pandora”).

Pero en un punto (allá por 2015, creo), cambió el viento. La caída de la demanda, provocada por la menor actividad económica, fue súbita, mientras que la inercia de los nuevos proyectos de inversión era irreversible, atascados como estaban en adendas, paralizaciones y retrasos, por causas comunitarias, medioambientales, o simplemente producto de la incompetencia burocrática y la “trabalogía”.

El resultado fue que las generadoras con centrales en operación (el “electrón viejo”) se han opuesto a los nuevos proyectos, y la mejor manera de paralizarlos o hacerlos directamente inviables, era competir con sus electrones disponibles contra electrones futuros e indeterminados.

Realmente Perú se convirtió en un “sálvese quien pueda”, y los proyectos de inversión en construcción, o en desarrollo avanzado, se han visto enfrentados a la cruda realidad de un mercado de demanda: el usuario libre (generalmente una minera) se ha visto cortejado por numerosos pretendientes, y los grandes tratos se han hecho de la forma tradicional y a precios cada vez más bajos. Todo ello ha llevado a que el inversor, atrapado en su proyecto, se plantea seriamente irse de Perú, o dedicarse a otra cosa.

  1. El gasoducto Sur Peruano

También he tratado este tema inextenso en otro artículo, por lo que no me voy a repetir. Las últimas noticias al respecto son que:

“El titular del MEM, Francisco Ísmodes, precisó que la viabilidad del proyecto se traduce a encontrar un sustento técnico y económico para que pueda realizarse bajo el modelo de cofinanciamiento”.

“Cabe recordar que, anteriormente, el Ministerio de Energía y Minas calculó que la licitación de este proyecto se realizará en el 2020. Esta es la cuarta vez que se modifica esta fecha. Previamente estuvo fijada para el primer trimestre del 2018, fines del 2018 y 2019”.

El Comercio, 31 enero 2019. Para mí, leyendo entre líneas, y conociendo la historia de Kuntur primero, y del GSP después, estas declaraciones me suenan a patata caliente que nadie se quiere comer. Se está pateando el proyecto hacia adelante sin que nadie se atreva a declararlo “oficialmente muerto”, y cuantas más expectativas se sigan manteniendo vivas, y más medios del estado se sigan gastando en mantener este proyecto en el “pulmón de acero”, más tardará en sincerarse la señal futura del sector eléctrico. Es una pena, pero los intereses que hay detrás de mantener artificialmente vivo este proyecto son de tal calibre que importan más que el futuro del sector.

Conclusiones

Esta es la realidad que percibo, en marzo de 2019. Me gustaría que un BCRA gestionase la masa de electrones como el banco central gestiona la masa monetaria. Con rigor, autonomía, planificación, seriedad y continuidad.

Eso es lo que necesita el sector eléctrico. Exactamente eso. Pero para ello, a la cabeza del MEM debería estar un experto en el sector, comprometido con su futuro, con un Perú eficiente, de precios aceptables para el usuario y remuneradores para el inversor.

Que no se ahogase en el corto plazo y los problemas regulatorios, sino que fuese capaz de entender un Perú 2050, integrado regionalmente, como un gran mercado continental interconectado, en el que habrá más de 40 millones de habitantes con un mayor poder adquisitivo, y que consumirán más kvh per cápita que ahora.  Para enfrentarse a esto, está ese MRFO de 46% que, incluso para el COES, es insuficiente a partir de 2021. Eso es ahí mismo, a la vuelta del calendario.

Mientras tanto, seguiremos pensando que el exceso de demanda estará ahí para siempre. Qué ingenuos.

Autor:

Alfonso De Sas

Gerente General – Alfanet.

Artículos relacionados

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button