Escrito por:
Álvaro Ríos Roca
Exministro de Hidrocarburos de Bolivia y actual socio director de Gas Energy Latin América..
La entrega mensual de abril/ mayo de 2022, titulaba: Argentina: “Gasoducto de la Esperanza” en su hora decisiva. Nos referíamos al pomposo anuncio de inicio de construcción del Sistema de Gasoductos Transport.Ar, en sus Etapas I y II. Analizaba y celebrába que esto le permitiría al país del tango, el inmediato pleno desarrollo de Vaca Muerta para dejar de importar, a partir del 2023, importantes cantidades de GNL, gas de Bolivia, gas oil y electricidad y así el país no se desangre en dólares que son extremadamente escasos.
También señalaba que este nuevo sistema de transporte sería importante para lograr exportaciones regionales de gas natural a Chile, a Uruguay y frontera con Brasil con infraestructura ya desarrollada y con capacidad ociosa. Adicionalmente, el sistema de transporte a construirse permitiría llegar con gas al norte del país, y por ende al norte de Chile, a la frontera con Bolivia y de allí llegar a un deficitario mercado en Brasil, utilizando capacidad ociosa en los gasoductos de exportación de este país. Todo esto en una óptima, ingeniosa, y mucho menos costosa integración regional, utilizando recursos gasíferos de la región e infraestructura desarrollada con capacidad ociosa. Lo anterior permitiendo dejar de comprar el muy demandado y muy costoso GNL. Empero, mis sueños, desafortunadamente, no acompañan la realidad de nuestros países.
La invasión de Rusia a Ucrania ha ocasionado una muy fuerte disrupción en el mercado gasífero global. Estamos asistiendo a una acelerada “commoditizacion” del gas natural a través del GNL. La decisión de la Unión Europea de dejar del lado gas importado de Rusia por gasoducto y de Rusia de cortar los suministros es estructural en materia de confianza y seguridad de abastecimiento.
Podemos aseverar que es un adiós definitivo a nuevas inversiones en gasoductos entre países a nivel global y que asistiremos a unas aceleradas inversiones en nuevas plantas de licuefacción, nuevas terminales de regasificación y barcos metaneros en todo el planeta. El GNL es y será el rey en la transición energética deseada.
Los precios del GNL estarán por las nubes en los próximos años y Argentina, Brasil y Chile deben salir a comprar este demandado y muy costoso energético en el mercado global. Si seguimos adormilados, billones de billones de dólares en las próximas décadas se irán de nuestra región a los países productores de GNL y a las empresas que realizan el servicio de transporte y regasificación.
La triste realidad nos muestra que Brasil, con su “Nuevo Mercado de Gas” no acelero la produccion offhore y del presal en particular. La ruta 3 anda demorada y a ver cuánto se dilatan en estudiar y construir la ruta 4. Bolivia no fomento inversiones y le entregará cada vez menos gas por su declinante produccion. Qué oportunidad perdida. Por supuesto que demandara precios de gas con gas para su declinante produccion y empujara a dejar atrás los marcadores fuel oil, que ya no reflejan realidad del mercado. En Brasil a rezar para que llueva mucho porque el GNL que compre en los próximos años le cobrara factura.
Las inversiones a Vaca Muerta en exploración para aumentar oferta solo llegaran cuando se desarrolle la infraestructura completa descrita anteriormente. Por ahora parte de la primera fase en desarrollo solo sirve para compensar la declinante produccion de gas convencional. La estabilidad macro económica no ayuda para nada, con un Estado hiper endeudado y que no tiene los recursos económicos para construir una infraestructura que resulta de emergencia.
Proyecciones de corto plazo: En los próximos inviernos (2023 y 2024) no estará el “Gasoducto de la Esperanza” en Argentina y el escaso y declinante gas boliviano será disputado nuevamente entre Brasil y Argentina. Billones de dólares en importaciones de GNL en el Cono Sur.
Quiero ser nuevamente optimista y pensar que, en el mediano a largo plazo: Bolivia incentivara exploración para seguir exportando gas, dejar de importar diésel y gasolina y que sus Reservas Internacionales Netas no sigan cayendo. Que Argentina optara por un golpe de timón a su modelo económico y Vaca Muerta se desarrollara con infraestructura privada para llegar a su mercado interno y exportar a los vecinos países usando infraestructura existente. Que Brasil terminara la ruta 3 y construya la ruta 4. Solo asi no importaremos los multiples billones de dólares de GNL en las próxima dos décadas. En fin, soñar no cuesta nada.
Para Álvaro Ríos, el GNL es y será el rey en
la transición energética deseada.
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