La hoja de ruta para la empresa estatal: reducir deuda, empezar a operar la nueva refinería, y atraer capital privado.
Escrito por : Carlos Paredes, Presidente del Directorio de Petroperú
Petroperú es la empresa más grande del país –con ventas cercanas a los US$5,000 millones en el 2018– y tiene a su cargo la ejecución del proyecto de inversión pública más grande de la historia peruana: la nueva refinería de Talara, con un costo aproximado de US$4,700 millones. Además, opera el Oleoducto Norperuano (ONP), activo con un valor de reposición estimado en US$3,900 millones. Si a estos dos activos se suman las otras refinerías y de las plantas de almacenamiento y distribución, el valor total (en libros) de los activos de Petroperú asciende a más de US$6,000 millones.
Sin embargo, algunos activos aún no están produciendo —la nueva refinería— o no están generando las utilidades que deberían —el ONP, las otras refinerías y las plantas de almacenamiento—. Entonces, uno de los grandes retos actuales de la empresa es poner en valor sus activos. En primer lugar, es necesario concluir con la construcción de la nueva refinería de Talara en el menor plazo posible y sin incurrir en más sobrecostos. La conclusión de este proyecto permitirá incrementar las utilidades operativas de manera sustantiva.
En segundo lugar, la operación del ONP debe dejar de ser una fuente de pérdidas. Esto solo se logrará si el volumen de crudo transportado se incrementa significativamente y cesan los sabotajes al ducto. Para ello, estamos trabajando con las empresas privadas, las comunidades nativas y diversos organismos del Estado, a fin de llegar a un “nuevo contrato social”. El trabajo consiste en identificar los cambios necesarios —relacionados a regalías, plazos de contratos, seguridad, permisos y otros aspectos— para que aumente la producción de petróleo en la selva en el corto plazo, y coordinar las políticas sociales de las empresas y del Estado con las comunidades para restablecer el orden público.
En tercer lugar, se requiere asegurar que otros activos de Petroperú como las refinerías y las plantas de almacenamiento reditúen, cuando menos, el costo del capital inmovilizado en ellos. No se puede subsidiar a terceros sin poner en peligro la viabilidad financiera de la empresa.
Debido a que muchos de estos activos se financiaron con deuda, en vez de capital, la empresa está sobreendeudada. El ratio deuda/patrimonio fue 2.7 en el 2018, mientras que el ratio deuda/ebitda fue 29, ambos muy por encima a los de empresas comparables. Aunque el ebitda de Petroperú se incrementará fuertemente cuando la nueva refinería entre en operación, el endeudamiento seguirá siendo excesivo. Así, en lo que va del año el endeudamiento de corto plazo bajó en más de US$500 millones, al reducir los inventarios y tomar otras medidas que acortaron el ciclo de conversión del efectivo. Asimismo, la gestión actual se está enfocando en reducir costos, terminar con subsidios ciegos y cambiar la estructura de incentivos bajo la cual opera la empresa, con el fin de incrementar la rentabilidad de las operaciones. Los primeros frutos de estas medidas se materializarían este año y, sobre todo, en el 2020, cuando deje de operar y marginar la vieja refinería de Talara.
Los esfuerzos que se vienen realizando apuntan en la dirección correcta, pero son insuficientes. Se necesita capitalizar rápidamente la empresa. Para este fin, se trabajará, junto con el Ejecutivo y el Legislativo, en un proyecto de ley para el fortalecimiento financiero e institucional de Petroperú. Esta propuesta legislativa será fundamental para viabilizar la entrada de capital privado minoritario a la empresa y promover así su crecimiento sano.
Fuente: semanaeconomica.com